sexta-feira, 22 de março de 2013

Guerardini: infalibilidad no es «papolatría»


Por Brunero Gherardini*














Teníamos esta entrada en carpeta desde antes de la elección de Francisco. La pensamos como complementaria de Newman contra la «papolatría». El p. Iraburu parece escandalizarse por el uso de «papolatría» pues sería un término empleado por los protestantes del siglo XVI para denostar a los católicos fieles. Ciertamente es falso que los católicos adoremos al Papa como a Dios. No existe una «papolatría» en sentido propio y formal. Pero sí existe una «papolatría» que es un error por exceso respecto del Romano Pontífice y su función en la Iglesia, con diversas manifestaciones, sean teóricas o prácticas. En esta entrada, Gherardini alude a una «papolatría» entendida como «infalibilismo». La infalibilidad es un carisma de la Iglesia y del sucesor de Pedro, mientras que el infalibilismo es una desvirtuación y una extensión del abusiva carisma petrino más allá de los límites de la Revelación. Es también una actitud no exenta de servilismo, típica en cierto modo de la mentalidad cortesana que ha sido efecto y causa de exageraciones que en último término van contra los dogmas relativos al Primado, la Iglesia y su Jerarquía.

Haciendo un poco de historia, debemos decir que la expresión «papolatría» se empleó durante el Sacrosanto Concilio Ecuménico Vaticano II (recordemos que a Iraburu le gusta poner énfasis en «sacrosanto»). La usó en el Aula Conciliar el Obispo Emil-Josef De Smedt (Brujas, Bélgica) quien fuera parte del Secretariado para la Unidad Cristiana y miembro de una Comisión que redactó esquemas que luego se convertirían en documento oficiales del último Concilio. Y en el mismo sentido, también la utilizó durante el Concilio Máximo IV Saigh, Patriarca de Antioquía y todo el Oriente y cardenal de la Iglesia Católica.El término «papolatría», bien entendido, ha adquirido carta de ciudadanía en la Iglesia. Y su uso es legítimo siempre que se precise adecuadamente su definición. A impulsos del entusiasmo papólatra ya estamos viendo otro signo de «papolatría»: el atribuir a hechos y dichos del otrora cardenal Jorge M. Bergoglio un valor equivalente al de actos pontificios. Es un error de funestas consecuencias. 


A este respecto, parece muy apropiado considerar cuidadosamente las palabras del dogma: «El Romano Pontífice, cuando habla “ex cathedra”, esto es, cuando en el ejercicio de su oficio de pastor y maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema autoridad apostólica, define una doctrina de fe o costumbres como que debe ser sostenida por toda la Iglesia, posee, por la asistencia divina que le fue prometida en el bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el divino Redentor quiso que gozara su Iglesia en la definición de la doctrina de fe y costumbres. Por esto, dichas definiciones del Romano Pontífice son en sí mismas, y no por el consentimiento de la Iglesia, irreformables.»

Palabras sopesadas con extremo rigor. No sólo no divinizan a un ser humano, sino que, en el acto mismo de reconocerle un carisma que ningún otro hombre posee, ponen límites claros y condiciones estrictas en el ejercicio del mismo. El Papa, en efecto, «no por el hecho de ser papa» (simpliciter papatus ex auctoritate), es absolutamente infalible.»

Tal vez haya llegado el momento de decir con sinceridad y firmeza lo que reiteradamente se declaró en el pasado, reciente y lejano, acerca de la necesidad de liberar al papado de esa especie de «papolatría», que no contribuye a honrar al Papa y a la Iglesia. No todas las declaraciones papales son infalibles, no todas pertenecen al mismo nivel dogmático. La mayor parte de los discursos y documentos papales, aun cuando tocan el campo doctrinal, contienen enseñanzas comunes, orientaciones pastorales, exhortaciones y consejos, que en la forma y en el contenido, están muy lejos de la definición dogmática. Esta no existe sino cuando se presentan las condiciones establecidas por el Vaticano I.

— Es necesario que el Papa hable «ex cathedra»: la expresión toma su significado de la función ejemplar y moderadora que, desde el principio, hizo del Obispo de Roma el maestro de la Iglesia universal y de la misma Roma el «locus magisterii». En uso desde el siglo II como símbolo de la función magisterial del obispo, la cátedra devino, luego, en el símbolo de la función magisterial del Papa.

Hablar «ex cathedra» significa, por tanto, hablar con la autoridad y la responsabilidad de la persona que goza de la jurisdicción suprema, ordinaria, inmediata y plena sobre toda la Iglesia, y cada uno de sus fieles, pastores incluidos, en materia de fe y costumbres, pero no sin reflejos e incluso efectos disciplinarios.

— «Omnium Christianorum pastoris et doctoris munere fungens»: la frase hace explícito el contenido de «ex cathedra». Fuentes bíblicas neo-testamentarias y documentos de la Tradición confluyen en la definición del Vaticano I para afirmar que la infalibilidad del magisterio papal sólo surge cuando el Papa enseña la Revelación divina y hace obligatorias sus enseñanzas para todos.

— «Pro suprema sua Apostolica auctoritate »: es la razón formal de su magisterio infalible y universal. Tal razón es debida a la sucesión apostólica del Papa a Pedro, que entonces fue el primero, pero no el único, obispo de Roma, y Papa, en cuanto obispo de Roma. A todo sucesor suyo en la «cátedra romana» compete  todo cuanto Cristo había dado a Pedro, «ratione office, non personae». Es por ello menos correcto decir «infalibilidad personal del Papa» en vez de «infalibilidad papal». Empero, si se quiere insistir, como hace alguno, en la «infalibilidad personal», se debe distinguir siempre, en el Papa, la «persona pública» de la «privada», recordando que la «persona pública» viene determinada por su oficio.

— «Doctrinam de fide vel moribus»: debe tratarse de una verdad que se ha de creer y cualificada de la existencia cristiana, directamente contenidas o no, en la Revelación divina. Un objeto diverso de la enseñanza papal no puede pretender estar cubierto por el carisma de la infalibilidad, el cual se extiende tanto como la Revelación misma.

— «Per assistentiam, divinam»: no cualquier intervención del Papa, no una simple advertencia, no una enseñanza cualquiera, están asegurados por la asistencia del «Espíritu de la verdad» (Jn.14, 17; 15, 26), sino solamente aquel que, en armonía con las verdades reveladas, manifiesta que el cristiano debe, en cuanto tal, creer y poner en práctica.Sólo con el pleno y absoluto respeto de las mencionadas condiciones, el Papa recibe la garantía de la infalibilidad; puede, por tanto, recurrirse a ella cuando se intenta obligar al cristiano en el ámbito de la fe y de la moral. Y también cabe agregar, de toda intervención papal y de las palabras que la expresan, debe resultar, junto al respeto de las condiciones indicadas, la voluntad de definir una verdad como directa o indirectamente revelada, o bien de definir una cuestión «de fide vel moribus», con la que toda la Iglesia deberá luego uniformar su propia enseñanza.


* Tomado de: Chiesa Viva, Octubre (2003), p. 6 y ss. Traducción de un amigo que prefiere permanecer anónimo.





Gregorio VII (Iluminación)






Fonte: http://cnelkurtz.blogspot.com.ar/2010/10/infalibilidad-no-es-papolatria.html


O deslocamento da reflexão essencial e a idiotização dos seres humanos



O site do Estadão destaca como a principal matéria na madrugada deste domingo e deverá estar completa na versão impressa, uma pesquisa do Ibope constatando que a maioria dos brasileiros é constituída de apartidários

A pesquisa vai daqui acolá e lá pelas tantas afirma que o PT mensaleiro continua sendo apontado como o preferido pela maioria que respondeu à enquete do Ibope. O que este escriba já havia intuído antes da constatação do Ibope.

Com uma população ao redor de quase 200 milhões de habitantes o Brasil inchou, mas seguramente apenas uns 20% desse apreciável contingente populacional é capaz de enxergar além do próprio umbigo. Os restantes podem ser considerado analfabetos funcionais que não teriam as mínimas condições de ler este blog e entender os textos. São incapazes de formular uma atitude crítica frente a uma pesquisa de opinião e também de responder, por exemplo, qual é o partido de Barack Hussein Obama.
No entanto, sabem de cor e salteado os nomes da turma do BBB. Normalmente têm memória curta. Esquecem no mês seguinte à eleição em quais candidatos votaram. Vêem o escândalo do mensalão de longe e são incapazes de emitir um pio de revolta. Se em qualquer conversa surge um assunto referente à política, a maioria fica muda e, no máximo, afirma que não gosta de política, o que indica claramente um viés de pretensa esperteza, embora isso não passe de oportunismo puro e simples.

Acredito que esse cenário deplorável é comum em todos os países onde florescem as ditaduras de todos o matizes ideológicos. A América Latina é igualzinha de ponta a ponta e hoje já exporta para os Estados Unidos esse modus vivendi político que, afinal de contas, acabou elegendo e reelegendo Barack Hussein Obama.

A única forma de reverter essa funesta realidade seria por meio da grande mídia. Sim, porque a mídia - o conjunto dos meios de comunicação - é que forma a opinião pública. Em sociedades complexas a opinião pública não se cristaliza mais pelo contato com a vizinhança, no ônibus, no metrô ou no trabalho. Os veículos de comunicação - especialmente a televisão - é que formam a opinião das pessoas em grande escala e, em grande medida, moldam o caráter dos cidadãos.
Numa outra ponta, os grandes jornais que têm grande influência na formação da opinião pública, embora a maioria não os leia. Mas os jornais e revistas, como os demais veículos de comunicação de massa, pautam outros veículos, isto é, acabam obrigando-os a enfocar determinados assuntos. A mídia e seus operadores vivem em permanente interação.

Lamentavelmente a grande mídia se tornou refém da ditadura do pensamento politicamente correto, o flagelo do século XXI. Sempre me refiro a isso como um flagelo porque destrói, paulatinamente, pela inversão dos conceitos operacionais das categorias de pensamento, aquilo que se estruturou nos valores que tipificam a civilização ocidental, tais como a democracia e, sobretudo, liberdade individual!

O exercício da liberdade individual passa ficar restrito apenas aos mandatários das nações e seus áulicos, ou seja, à classe política propriamente dita e os endinheirados. Apenas essa casta exerce a liberdade política, da qual goza e usufrui. Algo que vai se aproximando das monarquias absolutistas onde o monarca e seus sequazes podiam tudo enquanto os súditos nada podiam. Na forma que se poderia denominar de "moderna", a escravização não será mais do corpo, mas do cérebro dos súditos. Não haverá mais grilhões físicos, pois aparentemente todos serão livres. Menos suas massas encefálicas.
É por isso que cada vez mais as pessoas passam a se orgulhar quando afirmam que são apartidárias, que detestam a política, que os políticos e os partidos são todos iguais, que todos roubam de forma igual enfim, que todos são jaguaras.

Esse pensamento enviesado e estúpido é estimulado pela grande mídia hoje totalmente controlada pelos arautos daquilo que alguns denominam como "nova ordem mundial", ou seja lá o que for. O fato é que essa nova cosmovisão dominante aparentemente libertária (relativismo cultural, liberdade sexual, casamento gay, descriminalização das drogas, ecochatismo, ressocialização de monstros assassinos, direitos humanos para bandidos e propostas análogas), apregoada todos os dias pela grande mídia, é na verdade o que realiza a pasteurização da opinião pública tornando-a acrítica e, sobretudo, apolítica. Esse falso libertarismo é o manto que encobre o processo de alienação política, porquanto opera o deslocamento da reflexão essencial para outra operação mental fundamentada em falsos valores. Lembrem-se sempre que quando pensamos, o fazemos por meio de conceitos. Eles não são a realidade, a coisa em si, mas é com eles que identificamos, denominamos e conferimos determinado valor às coisas tangíveis e intangíveis.

O que estou afirmando pode ser observável concretamente: por exemplo, uma horda de ciclistas nus pedalando no centro de uma grande cidade ou um grupo de mulheres nuas com os seios pintados com slogans diante do Vaticano. Ou um grupo de vadios marchando em favor da maconha. Ou ainda aqueles movimentos Ocuppy Wall Street e assemelhados. Cada um dos atores dessas manifestações bizarras já tiveram os seus cérebros completamente abduzidos. A rigor, já foram idiotizados pelo pensamento politicamente correto. A reflexão essencial não ocupa mais o exercício mental dos protagonistas desses atos, porque foi deslocada por conta da corrosão e inversão dos conceitos que definem o que é o direito, a moral e a boa ética. No entanto, a sensação de cada um dos participantes desses atos insólitos que se tornaram corriqueiros é que estão exercendo objetivamente a democracia e a liberdade como nunca antes!
Resumidamente é isso que ocorre neste século em todo o planeta e atende aos interesses, obviamente, de grupos de poder articulados em nível global, haja vista que tudo o que descrevi até aqui aflora no mundo inteiro e de maneira uniforme e sistemática. É material vivo para instruir boas aulas de filosofia e sociologia. Mas nas escolas e universidades a realidade é justamente oposta. O aparato educacional complementa a idiotiotização das criaturas.
As inimagináveis possibilidades de comunicação planetária com o advento das novas tecnologias, fato que deveria aumentar a consciência e a participação político-partidária das pessoas, diminuiu!, quando era de se esperar o contrário. Por mais que esses institutos de pesquisas como o Ibope sejam sabujos do poder, acredito que os números dessa pesquisa são verdadeiros e não evocam nenhuma novidade para quem tem o mínimo de inteligência e se dá à observação dos fatos e do comportamento social.

O grande perigo, que não pode ser afastado neste momento, a menos que houvesse uma forte ação em termos de comunicação de massa em sentido contrário, é que mais adiante a "democracia representativa", seja paulatinamente substituída pela denominada "democracia direta", uma versão tecnológica da "democracia participativa" muito debatida pelo esquerdismo antes do aparecimento da internet. Seria mais ou menos o "assembleísmo" cibernético de modo a transformar o parlamento numa inutilidade. Mas isso só irá acontecer quando esse diabólico plano de transformar todos as seres humanos em autômatos for concluído.
Bom, mas reconheço que agora estou entrando em outra seara, ou seja, a futurologia, que não é a minha especialidade, se é que tenho alguma.

Portanto fico por aqui, acreditando que tudo o que evoquei neste modesto artigo faz sentido. Basta apenas ficar atento para perceber.


Meditação de quaresma




Vivemos momentos cruciais na história da Igreja. O Corpo Místico de
Nosso Senhor Jesus Cristo, que é a Santa Igreja Católica Apostólica
Romana, está sendo escarnecido, vilipendiado, desfigurado e infamado,
diante de nossos olhos. É com esse estado de espírito que procuro
pesquisar, conhecer e estudar a fundo cada episódio — um mais
lancinante do que outro — dessa como que interminável Sexta-Feira
Santa, que se reproduz nos dias atuais.

Primeiro ponto: a nossa certeza do non prævalebunt deve crescer na
proporção dos horrores que descortinamos. Compete-nos ter uma fé viva,
uma esperança viva e uma caridade ardente. Faltando oração e vigilância,
quem não sucumbirá?

Segundo ponto: recordemos que a fé é um rationabile obsequium,
conforme ensinava São Paulo. Por isso, sem jamais descuidar dos ditames
da prudência, cumpre exercitar amiúde o espírito de discernimento.
Saber julgar é uma questão de sobrevivência espiritual: Nosso Senhor
nos ordena “julgar segundo a reta justiça”. Eis porque a consideração
detida e esmiuçada dos mais horrendos fatos e acontecimentos deve vir
sempre acompanhada de uma serena e desapaixonada análise. Nessa
perspectiva, a própria meditação sobre os Novíssimos do homem entra
em perfeita consonância com o sobredito. Se nos furtássemos a estudar
essa pungente realidade — quiçá, iludidos pela fátua miragem de que,
sendo a luta incruenta, esse embate paroxístico seria menos prenhe de
realidade —, passaríamos ao largo da imensa luta que, lembrando Santo
Agostinho, opõe a Cidade de Deus à Cidade do Homem. Ora, “quem não
colhe com Cristo, dispersa”.

Ignorância, escassez de preparo, distorção mental, desinteresse palmar,
profunda inércia, otimismo cego e acomodatício, inescrutáveis outras
causas, somadas e multiplicadas ao infinito... É impossível discernir
todos os motivos. Bem conhecemos, contudo, que a imensa maioria da
humanidade, infelizmente, boceja diante desse estarrecedor noticiário.
Quantos, no futuro, recordarão que, embora próximos ao Calvário,
preferiram não ver o que estava acontecendo?
Livrai-nos, Senhor, de ficar alheios e indiferentes... “Senhor, que eu veja!”.
Essas palavras me servem de roteiro de meditação, no intento de reparar
o pecado da frieza, em nós e em torno de nós.

São Pedro, rogai por nós
14/2/2013

Armando Braio Ara
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...